E’ in libreria da alcuni giorni il libro che ho dedicato a Giovanni Paolo II. Tra le testimonianze che riporto c’è quella di una delle suore che accudivano l’appartamento papale, la quale racconta di aver udito, di notte, i colpi di flagello. «Molto spesso si sottoponeva a penitenze corporali. Lo sentivamo, a Castel Gandolfo avevo la camera piuttosto vicina alla sua. Si avvertiva il suono dei colpi quando si flagellava. Lo faceva quando era ancora in grado di muoversi da solo». Dunque Giovanni Paolo II, il Papa che aveva perso tutta la famiglia prima di diventare sacerdote, che aveva subito l’attentato del 1981, si infliggeva anche penitenze corporali, flagellandosi. Una rivelazione che accomuna Karol Wojtyla a un Papa a lui vicino, Paolo VI. Dopo la morte di Montini, infatti, sia il suo segretario particolare Pasquale Macchi, sia il secondo segretario, John Magee, raccontarono che il Pontefice bresciano durante alcune cerimonie «indossava il cilicio attorno ai fianchi per ricordarsi meglio della croce portata da Cristo per la redenzione del mondo». La notizia è ripresa oggi con grande evidenza dal quotidiano La Stampa, in una pagina firmata da Giacomo Galeazzi.

Fonte: Il blog di Andrea Tornielli

Juan Pablo II ‘el flagelante’




El Papa Juan Pablo II se flagelaba como penitencia. Tal cual señala hoy el vaticanista de La Stampa, Giacomo Galeazzi, en un artículo publicado en primera página de ese diario.

Entre los miles de páginas consideradas por el Vaticano para declarar beato Juan Pablo II, figura un testimonio extraordinario de la hermana Tobiana Sobódka, superioridad de las religiosas polacas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que servían en el apartamento pontificio y cuidaban del Papa.

La deposición de la religiosa revela en la positio que Karol Wojtyla se sometiá a penitencias corporales y arroja nueva luz sobre la naturaleza mística de la estrecha relación que unía a Wojtyla con la fe.

“Muy a menudo se sometía a penitencias corporales. Lo sentíamos, en Castel Gandolfo tenía una habitación vecina a la suya. Se sentía el sonido de los golpes cuando se flagelaba. Lo hizo cuando todavía era capaz de moverse solo”, revela la religiosa polaca en la reconstrucciónen contenida en el libro “Santo subito” del vaticanista Andrea Tornielli.

Las penitencias de Wojtyła también son confirmadas en otro testimonio privilegiado el obispo africano Emery Kabongo, por algunos años segundo secretario de Juan Pablo II. “Hacía penitencia —dice— y la hacía especialmente antes de las ordenaciones espiscopales o sacerdotales. Antes de transmitir a los otros los sacramentos quería prepararse...”

¿Acaso no nos han dicho las ‘lumbreras’ con que cuenta la Iglesia en tiempos modernos que eso de la penitencia corporal es de salvajes; de la época medieval; que Dios sabe que nuestra carne es debil y nos entiende, pero no nos pide semejantes cosas; que lo imposrtante es hacer la penitencia interior, etc...?

Fonte: Secretum meum mihi